domingo, 12 de enero de 2014

Tema 6. El siglo XVIII en la literatura europea.

Introducción:

Después de la crisis del siglo XVII, en Europa se produce un gran desarrollo económico, en especial en Inglaterra, donde tiene lugar la llamada «Revolución industrial». La burguesía, verdadero sostén de la economía pero carente de poder político, acoge las nuevas ideas ilustradas. Los nuevos planteamientos, la mayoría de ellos de carácter reformista, desembocaron, en el ámbito político, en la Revolución Francesa (1789), y en la corriente neoclásica en el artístico.

La Ilustración

Se denomina así a la ideología innovadora del siglo XVIII, que tuvo especial desarrollo en Francia, donde destacan Voltaire, Montesquieu y Rousseau (para saber más ver t60). Sus principales características son:
  • Racionalismo: la razón se considera la única base del saber, lo cual favorece el desarrollo del pensamiento científico.
  • Utopismo: se cree que la aplicación de la razón a todos los aspectos de la vida humana permitirá una mejora constante de la sociedad y un progreso económico y cultural ilimitado.
  • Reformismo: para lograr estos objetivos, los ilustrados proponen modernizar la sociedad mediante lentas reformas emprendidas por reyes y gobiernos de carácter absolutista.

En el siglo XVIII se produjo un importante desarrollo de las ciencias, como consecuencia de la defensa de la experimentación como método científico. Retrato del botánico Celestino Mutis por J. A. De Machado (Real Academia Nacional de Medicina, Madrid).
El neoclasicismo
En el ámbito de las ideas estéticas, el siglo XVIII supone la vuelta al modelo clásico greco-latino. Las características principales del neoclasicismo son:
  • Tendencia a expresar modelos genéricos, universales, y no temas personales o nacionales. Por ello, el arte neoclásico es muy homogéneo en toda Europa.
  • El arte y la literatura se ven sometidos a unas normas fijas, controladas por instituciones del Estado (Reales Academias).
  • Propósito educativo: la finalidad de la literatura es que sirva para educar al público más que para distraerlo.



Literatura del siglo XVIII en Francia
Desde un punto de vista literario, el dominio del Neoclasicismo hace que el siglo XVIII sea en Francia una prolongación en muchos sentidos de la etapa anterior. Sin embargo, la fuerza subversiva de las ideas ilustradas inspirará, al final del siglo, la caída del Antiguo Régimen con la Revolución Francesa (1789).

El pensamiento ilustrado: los ¿philosophes?

Nacida en Francia, la filosofía ilustrada extendió por toda Europa sus novedosas ideas racionalistas y reformistas (ver t18). Sus principales figuras, pensadores polifacéticos y combativos, no dudaron en recurrir a la literatura para difundir su pensamiento.
  • El barón de Montesquieu (1689-1755) obtuvo un gran éxito con su tratado político Del espíritu de las leyes (1748), donde se defiende la separación de poderes en el Estado. En su novela epistolar Cartas persas (1721) traza una dura visión crítica de la sociedad francesa, a través de los ojos de unos viajeros persas que visitan este país.
  • Voltaire es el prototipo del philosophe, o pensador ilustrado. Aparte de su Diccionario filosófico (1764), escribió innumerables opúsculos y panfletos sobre todo tipo de temas (Tratado sobre la toleranciaEl filósofo ignorante) que su público devoraba.
    Su producción literaria también es inmensa, pues fue poeta y dramaturgo.Tienen más vigencia sus relatos alegóricos, que exponen problemas morales con una visión pesimista del hombre. Entre ellos destacan El ingenuo (1767) y, sobre todo, Cándido o el optimismo (1759), su obra maestra, en la que la bondad natural del protagonista choca continuamente con la sociedad humana.
  • Denis Diderot (1713-1784) dedicó gran parte de su vida a la gigantesca empresa de La Enciclopedia (1751-1772), compendio de todo el saber ilustrado, de la que fue director. Además de obras de teatro (¿Es bueno? ¿Es malo?) y de teoría teatral, escribió varias novelas: La religiosa, confesiones de una monja sin vocación, Jacques el fatalista, o su mejor obra, El sobrino de Rameau, cuyo protagonista resume las principales ideas del autor.
  • Jean-Jacques Rousseau es el gran disidente de la Ilustración. Sostiene que es la cultura la causante de los males de la humanidad y exalta el sentimiento por encima de la razón, con lo que anticipa la sensibilidad romántica. Sus ideas políticas, expuestas en El contrato social (1762) influyeron mucho en la Revolución Francesa. Su producción más propiamente literaria consiste en:
    • La nueva Eloísa (1761): larga novela epistolar sobre el conflicto entre amor y deber, que obtuvo un enorme éxito.
    • Emilio o De la educación (1762): libro a medio camino entre la novela y el tratado educativo, de enorme influencia en la futura pedagogía.
    • Confesiones: la primera autobiografía espiritual desde San Agustín.

La literatura neoclásica

La poesía es el género más pobre del siglo. La estética neoclásica, basada en la imitación de los autores grecolatinos, las reglas y el propósito didáctico (ver t18), fue especialmente poco fructífera con ella. Sólo en los últimos momentos del neoclasicismo hay un autor de interés, André Chénier (1762-1794), con sus poesías bucólicas e idílicas.
Los mejores autores del teatro neoclásico, aparte del intento de drama sentimental burgués de Diderot, son comediógrafos:
  • Alain-René Lesage (1668-1747) saquea el repertorio barroco español en su prolífica producción.
  • Pierre de Marivaux (1688-1763) se hizo famoso por sus piezas de enredo amoroso y galante, como El juego del amor y del azar o La doble inconstancia, en las que no falta la crítica social y moral.
  • Pierre-Agustin de Baeumarchais (1732-1799), de trepidante vida, es autor de dos ágiles y divertidas farsas de ambiente español, El barbero de Sevilla (1775) y Las bodas de Fígaro (1784).
La novela alcanza un nivel superior. La primera obra importante es la entretenida Gil Blas de Santillana de Lesage, supuesta imitación de una novela picaresca. También escribió Marivaux dos largas novelas sentimentales, La vida de Mariana y El campesino enriquecido.
Manon Lescaut (1731), de François Prevost (1697-1763) es ya una obra maestra por su análisis psicológico de una pasión amorosa arrebatadora que arrastra a los protagonistas.
El ambiente de relajación de costumbres hace florecer el subgénero de la novela libertina, de difusión clandestina por su mezcla de erotismo, anticlericalismo e ideas subversivas. Su culminación es el marqués de Sade (1740-1814), encarcelado por la inmoralidad de sus obras, como Justine, y muerto en un manicomio.
A finales de siglo obtuvo un gran éxito Pablo y Virginia (1787), de Bernardin de Saint- Pierre (1737-1814), historia de puro amor adolescente en un marco natural. La otra gran novela del siglo es Las relaciones peligrosas (1782), de Choderlos de Laclos(1741-1803), terrible retrato epistolar del libertinismo de la aristocracia.

En este grabado de Aubert (Biblioteca Nacional, París) podemos ver a Voltaire, Diderot, D¿Alambert y a otros pensadores ilustrados, a los que se considera ya como auténticos intelectuales modernos.

Literatura del siglo XVIII en Inglaterra

La Inglaterra del siglo XVIII, adelantada respecto al resto de Europa política, social y económicamente, sustituye a Francia en la hegemonía continental. Los dos fenómenos literarios más destacados de esta época son la consolidación de la novela en su camino hacia la modernidad y la afirmación prerromántica del sentimiento.

La época dorada del pensamiento inglés

La reflexión política de los pensadores británicos es temprana, y ya en el siglo XVII surgen dos grandes concepciones opuestas:
  • Thomas Hobbes (1588-1679), pesimista sobre la naturaleza humana («el hombre es un lobo para el hombre»), defiende el absolutismo en su tratadoLeviatán (1651).
  • John Locke (1632-1704) afirma, en cambio, que la obligación del Estado es velar por el bienestar de los individuos, que, libres e iguales, se agrupan en sociedades. Esta doctrina, llamada liberalismo, se expone en el Ensayo sobre el gobierno civil (1690).
Locke es un filósofo empirista, como lo serán en el siglo XVIII George Berkeley (1685- 1753) y David Hume (1711-1776). Esta corriente filosófica enemiga de toda especulación fuera de la realidad sensible fue precisamente la que estimuló la reflexión sobre los problemas humanos concretos, como el de la convivencia social y política. Por su parte, el genio científico de Isaac Newton (1642-1727) revolucionó la física. Las consecuencias prácticas de ello inciden en la Revolución Industrial surgida en la segunda mitad del siglo.

La Edad Augusta

La propia denominación de este periodo deja clara su raíz cultural clásica, cuyo ideal de equilibrio se adaptaba perfectamente al carácter inglés. Uno de los géneros más en boga fue el de la literatura de viajes, de puro testimonio, o utilizado como medio para criticar la propia realidad desde otros puntos de vista.
Uno de estos libros, las aventuras del náufrago Robinson Crusoe (1719), de Daniel Defoe (1660-1731), obtuvo un enorme éxito. Aunque hoy se lee como libro juvenil, no deja de ser una epopeya del esfuerzo racional del hombre por vencer a la naturaleza. Otra famosa obra de su autor es Moll Flanders (1722), novela de tono picaresco.
El irlandés Jonathan Swift (1667-1745) fue un mordaz espíritu satírico. Sus Viajes de Gulliver (1726), son a la vez una parodia de la literatura de viajes y una dura crítica, desde un punto de vista ilustrado, de la sociedad humana. Curiosamente, suele leerse como libro infantil, eliminando las dos últimas partes, las más terribles.
Un tercer autor importante es el poeta satírico Alexander Pope (1688-1744), autor de la epopeya burlesca El robo del rizo(1713).

Grabado con la escena de la buena acogida de un europeo en una isla del Pacífico. El concepto del «buen salvaje», que nace del éxito de Robinson Crusoe y se consolidará con Rousseau, tuvo gran aceptación en el siglo XVIII.

Inicios de la novela burguesa

En la segunda mitad del siglo aparece un tipo de novela más moderna, centrada en una temática amorosa y ambientes burgueses, buscando como público receptor a esta clase social ascendente.
El primer paso lo da Samuel Richardson (1689-1761) con Pamela o La Virtud recompensada (1740), novela sentimental epistolar de final feliz, que genera toda una moda. Esta obra es parodiada por Henry Fielding (1707-1754) en Joseph Andrews(1742), que sigue el modelo cervantino (trama itinerante, protagonista acompañado, constante ironía). Fielding es autor de otra gran novela, Tom Jones (1749).
También demuestra saber la lección de Cervantes Laurence Sterne (1713-1768) en Tristam Shandy (1759-1767), auténtico juego literario metanarrativo, de gran libertad constructiva. Escribió también un Viaje sentimental por Francia e Italia (1768).
Con la gran Jane Austen (1775-1817) culmina la narrativa de la época. Sus novelas describen, con clara elegancia e ironía, conflictos psicológicos finamente analizados en ambientes burgueses de provincia. Sus obras más destacadas son Sentido y sensibilidad (1811), Orgullo y prejuicio (1813), y sobre todo, Emma (1816).

El prerromanticismo de la segunda mitad del siglo

En la poesía aparecen elementos anticipadores del romanticismo, como en La queja de Edward Young (1684-1765), que introduce el elemento nocturno, o en la Oda al atardecer, de William Collins (1721-1759). A la vez, surge cierta moda medievalista que genera un curioso fraude literario: James Macpherson (1736-1796) publica las Poesías de Ossián (1765), supuestas piezas de un antiguo poeta celta, que durante mucho tiempo se tendrán por auténticas.
La figura poética más destacada es William Blake (1757-1827) que también fue pintor. Sus composiciones, entre lo simbólico-visionario, lo religioso y el realismo, son de difícil clasificación pues anticipan el Romanticismo, pero también el simbolismo de finales del XIX.
También aparece un subgénero novelístico popular, la novela gótica: folletines de ambientación medieval o exótica, con crímenes, noches de luna, misterios, etcétera. Destacan títulos como El castillo de Otranto (1764), de Horace WalpoleEl monje, de M. G. Lewis y, sobre todo, El Doctor Frankenstein de Mary Shelley (1797-1851).

Escena de la película Frankenstein de Mary Shelley, dirigida en 1994 por Kenneth Branagh.

El siglo XVIII en Alemania

Alemania e Italia, dos naciones fragmentadas políticamente, fueron las zonas europeas más influidas por la cultura ilustrada francesa. En el caso alemán, la estética neoclásica tendrá un breve desarrollo y pronto será reemplazada por el prerromanticismo, que anticipa la edad dorada de la literatura germánica. En Italia, el género más importante será el teatro.

Ilustración y neoclasicismo en Alemania

En las pequeñas Cortes de los innumerables estados alemanes, a imitación de Versalles, se desarrolla una lírica rococó de escaso valor. Predomina una estética clasicista, didáctica y de respeto a las reglas, difundida por las teorías de J. Gottsched (1700-1766).
Más interesante resulta el temprano descubrimiento del paisaje, que tan importante será para los románticos. A. von Haller (1708-1777) escribe en 1729 el poema descriptivo Los Alpes y F. Klopstock(1724-1803) refleja sus sentimientos en los fenómenos de la naturaleza.
En la narrativa, el interés por la Antigüedad se refleja en Historia de Agatón, de C. Wieland (1733-1813), novela de ambiente griego. La isla Felsenburg, de J. Schnabel (1698-1752) describe, con ecos del Robinson, la comunidad utópica formada por unos náufragos.
La única gran figura de esta época es Gotthold Lessing (1729-1781), importante por sus tratados de estética, como Laocoonte, y como dramaturgo. Escribió «dramas burgueses » de final feliz, como Minna von Barnhelm; y tragedias como Emilia Galotti, de ambientación italiana, y un drama simbólico-religioso, Natán el sabio.

Sturm und Drang. Schiller

Hacia 1770 empieza a difundirse un nuevo estilo, llamado Sturm und Drang (Tempestad y empuje). De sensibilidad ya prerromántica, defiende el sentimiento y la libre fantasía frente a la razón y las reglas clásicas. Su principal teórico es J. G. Herder (1744-1803), quien al identificar lengua y espíritu nacional, estudia la poesía popular y el folclore.
Friedrich von Schiller (1759-1805), el más importante escritor del siglo, tuvo un carácter rebelde y una obsesión por la libertad que le acercan al espíritu del Sturm and Drang. Poeta (El canto de la campana) y estudioso de estética, es sobre todo dramaturgo.
Sus primeras piezas dramáticas, que escribió muy joven, están protagonizadas por jóvenes rebeldes y exaltados:
  • Los bandidos (1782), drama burgués en prosa sobre un joven arrastrado al delito por una falsa acusación.
  • Don Carlos (1783-1787), tragedia histórica en verso sobre la rebeldía entre política y amorosa del hijo de Felipe II.
Con el tiempo, por influjo de su amigo y rival Goethe, Schiller evoluciona hacia un estilo que conjuga temas románticos (rebeldía, libertad) con una forma más clásica. Ello se advierte en sus piezas en verso de madurez: la trilogía WallensteinMaría Estuardo y, sobre todo, Guillermo Tell (1804), sobre el libertador suizo.





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